El día que rompí mi prosa
El día que rompí mi prosa, fueron aquellas mismas manos que la crearon, la que desgarraron cada palabra con el jalón impulsivo al papel, que con placer, guardaban mis pensamientos.
Tenía tiempo de no disfrutar de escribir, y ese día, decidí hacerlo para ti. Pasaron y pasaron los días, y con eso, palabras y más palabras iban quedando pintadas en el espacio tentador del papel. Me sentí lleno y claro, enamorado. Nostálgico por la distancia.
Mis ojos se perdieron en la nada y mi mente distribuía sus sentimientos por todo mi cuerpo. Mis manos temblaban y ahí, donde se supone que está el corazón, me dolía tanto que sentía fuego.
Cólera y tristeza. Las ganas de llorar y no poder por que la cólera es más fuerte. Entonces me dije que no merecias mi prosa; la rompí. Al terminar con la última, pude llorar y lamentarme por haber cometido aquel trágico homicidio literario.
Sí mereces mi prosa. Mereces todo de mí.
Te Amo.
Tenía tiempo de no disfrutar de escribir, y ese día, decidí hacerlo para ti. Pasaron y pasaron los días, y con eso, palabras y más palabras iban quedando pintadas en el espacio tentador del papel. Me sentí lleno y claro, enamorado. Nostálgico por la distancia.
Mis ojos se perdieron en la nada y mi mente distribuía sus sentimientos por todo mi cuerpo. Mis manos temblaban y ahí, donde se supone que está el corazón, me dolía tanto que sentía fuego.
Cólera y tristeza. Las ganas de llorar y no poder por que la cólera es más fuerte. Entonces me dije que no merecias mi prosa; la rompí. Al terminar con la última, pude llorar y lamentarme por haber cometido aquel trágico homicidio literario.
Sí mereces mi prosa. Mereces todo de mí.
Te Amo.
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